domingo, 21 de septiembre de 2008

Hoy estoy muy ocupado


Disculpa, amigo, que posponga nuestra charla hasta mañana. Esque tengo planes para el día de hoy. Surgieron repentinamente y no pude restarles importancia. Espero que comprendas.

Hoy estaré ocupado. Tendré un día muy pesado. Tengo muchas cosas pendientes por realizar. Tengo planeado mirarme al espejo y encontrar mi realidad. También he pensado en reflexionar acerca de mi soledad. Tengo muchos planes para hoy. Uno de ellos es depilar mis frustraciones y recortar mi incertidumbre.

El día de mañana podremos platicar. Pero hoy no, pues aún tengo muchos pendientes, como trapear mi hemorragia de aquélla vez que el alcohol laseró mi razón.

Por poco olvido que las paredes de mi incongruencia ya están muy manchadas de imperfección. Y cómo dejar pasar un día como hoy sin aspirar los restos de esa copa que rompiste en mi sien.

Mira cómo me he descuidado. Me perdí en los vicios durante no sé cuántos días y toda ésta ropa apesta ya. Es momento de despojarla de ese olor nauseabundo. Me remite al explosivo amor de una noche abstracta.

Perdona que te haga esperar, pero hoy no es un buen día. Mañana será mejor para platicar.

Me agrada tu sensatez. Sé que eres un buen hombre, que comprendes la situación. Por eso hoy he estado atareado con tanto deber. Mañana nada podrá interferir entre nosotros.

Ya anochece, pero aún tengo una tarea más...me toca limpieza a mí, purificar mi alma y tallar con jabón mis entrañas. Me voy a bañar, voy a desprender ésta mugre adherida a mi piel, éstos pensamientos profundos, éste dolor terminal; para mañana estar completamente entregado a tí.

Ahora, ya limpio y en paz, me voy a dormir. Apagaré la luz y no pensaré en nada que no sea nuestra cita, en algunas horas. Te voy a contar todo, menos mi pesar, pues ya no existe tal. Quiero escucharte.

Pero en el transcurso de la noche, el calor de mi habitación me lleva de la mano hacia un pozo efervescente. Me arroja ahí en silencio y no soy capaz de gritar ni de moverme siquiera. Estoy atrapado en un tórrido ensueño. Seduce a mi tacto éste enardecer.

Disculpa, amigo, que posponga nuestra charla otra vez. ¿Podrías esperar un día más?.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Las primeras horas en que sentí tu mirar

No es fácil desdoblar mis manos luego de un trance tal, que mi piel incorpórea se estampó en el piso y se desplazó por el suelo árido. Tampoco es fácil abrir la ventana y respirar el exterior.
Cuando los años han detectado los poros abiertos y se entremezclan con la sed, las horas se vuelven sombrías, sin importar lo que marque el reloj.
Por eso, una mañana, al sentir en mis pies el frío del piso enrojecido, me acerqué a la ventana, única entrada de luz de mi cuarto en tinieblas. Y sin abrirla siquiera, absorbía aire por mi nariz, tratando de equilibrar mi fuerza, de traer a mí la vida lejana.
Pero como es de esperarse, nada llegaba a mí que no fuera la imágen de la lejanía, el envolvente porvenir de las ciudades perdidas.
Abrí mi ventana y respiré...el otoño había llegado, la melancolía había impactado en mi rostro impaciente. El aire nuevo resquebrajó mi cuerpo entero. Así hasta palidecer, caer y destruír mi noble existencia.
Todo por abrir la ventana, por dejar entrar nuevos aires a mi cueva inmortal.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Una prisa matutina


Habían pasado años sin que me atraviera a observar el cielo. Y ésta mañana, como nunca antes, el sol parecía iluminarme entero. Parecía posarse sobre mi lecho esperando una reacción instintiva de mi parte. Y luego de un rato todo me parecía normal otra vez. Fué quizá una lluvia ultravioleta convertida en energía espiritual. Una prisa matutina por vivirlo todo, por reconstruír mi camino.
El día de hoy, sostengo en mis manos mi llanto para tirarlo al mar. Luego tengo planeado introducirme en la selva y buscar una cueva más. Y ahí, sin más, olvidar la luz del sol.

viernes, 5 de septiembre de 2008

El puente



Hay como 500 momentos en mi mente en que pasé por lugares nada fantásticos. Digamos que representaban el puente entre mi letargo y el movimiento urbano que tapizaba mi silencio.
Por lo regular, tenía que encontrar algo intenso del otro lado del puente. Quizá algún suceso plausible o una tenue llovizna de carcajadas. Pero solía vivirlo con toda intensidad.
El puente...no siempre me conducía al mismo sitio. A veces me llevaba a través del tiempo. En ocasiones su centro se quebraba y yo caía en un abismo. Pero tiempo después aparecía otro puente allí, en esa terrible oscuridad.
Así, el puente me transladaba a sitios tan reales como excepcionales. Era un tormento saberme dependiente de ésta cotidianidad.
Avanzar representa un riesgo permanente. En ocasiones prefería retroceder para analizar el problema, pero entonces el puente me ofrecía otro camino.
¡Ah, cómo extraño respirar dentro de ese capullo incierto, pero lleno de expectativas puras sobre mi franco destino!.
Si la luz cósmica fuése en realidad un proverbio alimentado por la fé religiosa de quienes pisan la tierra, y ésta guiara a la emancipación, la seguiría sin parpadear, corriendo cualquier riesgo infame, pretencioso y desalentador. Correría por alcanzar ese brillo en mi sien que me hiciera un ser bendito capaz de producir el llanto venéreo en quienes desdeñaron mi necedad remota de sentir ese palpitar interno.
Pero...la luz no se manifiesta aquí. El cielo es una ilusión. La lluvia se lleva la calma...
Hay como 500 momentos en mi mente en que pasé por lugares nada fantásticos. Y entonces me pregunto...¿para qué salí de esa prisión?. Yo tan sólo pretendía encontrar un campo llano, listo para sembrar mis sueños y ver crecer mis placeres fantásticos. Regar las reminicencias de aquélla infancia tortuosa...quemar mi piel y evaporar mis sentidos.
¡Estoy harto de éste ostracismo hipócrita!. Quisiera ver florecer mis recuerdos. Comenzar a vivir en retroceso...quisiera regresar a ser parte de la tierra. Ahí donde sentía la vida y el movimiento. Donde mi imaginación acaparaba el universo entero. Quiero volver a ser silencio.
Quiero ser tierra...vivir bajo ese puente.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Psicología del amor

Hoy llegué con una novedad a casa. Me había encontrado en mi camino obsoleto, una radiante perla amorfa. Era como una gota vacía, una burbuja luminosa. Lejos estaba de saber que me había topado, por vez primera, con eso que llaman "amor".
Durante unos días me dió por explorar aquélla gota. La tocaba, la acariciaba, e incluso en ocasiones, la golpeaba. Llegué a dormir con ella a mi lado, o sobre mi pecho desnudo. Incluso hice el amor con ella. Y en ese momento surgieron mil formas más. Era una lluvia de luz, de ilusión. Era color en las paredes, reflejos poéticos estrellándose en mi faz. Era mi cuerpo una esfera de discoteca, y mi sombra bailaba desprendida de mí. No había orígen alguno en aquélla danza luminosa, tan sólo un orgasmo pleno había escupido por todos los poros de mi cuerpo, destellos de esa magia del primer amor.
Para mí, el amor es una poesía incapaz de tomar forma certera. Es una partitura, una mancha sublime al alma. Es hervir los pensamientos más profundos.
El amor es rellenar abismos, recuperar cada suspiro existencial y empezar a respirar. Es quedarse ciego y comenzar a olfatear. Tocar, derretir la piel. Entregar la plenitud a un estado posterior.
El amor es un caldo rojizo de arterias y venas reventadas. Es el derrame por el cual la vida ha de subsistir.
El amor es lenguaje, tacto; susurros bajo el manto copular. Es destino y reivindicación.
Pero qué le vamos a hacer...el amor que me tocó cargar fué ave negra, desplazamiento vertical encendido en llamas. Retrospección banal. Condenarse a la tortura de piel putrefacta. Depositar el alma y volver más tarde por un corazón marchito.

martes, 2 de septiembre de 2008

El ostia del flipa que de la polla se, darling!

En el mundo del internet existe un producto ya añejo, limitado y poco atractivo para las generaciones modernas. Es el poco famoso Palace, un software gratuito de chat visual en segunda dimensión.
Creo que la mayoría de los usuarios que hemos caído en el "palace", jamás hemos podido superarlo. Es un vicio para muchos, mientras que para otros como yo, ya lo fué y pasamos ahora a usarlo como un mero despeñadero de frustraciones y vómito antisocial.
Es ahí donde he conocido a tanta gente...y creo que la poca fama que puedo tener en el mundo virtual es gracias al querido palace.
Creo que la mayoría de latinoamericanos lo conocimos a través del portal de web de todito, por medio del cual tenías acceso limitado al servicio de chat del palace. La imágen para mostrar (avatar) a escoger era de dimensiones muy pequeñas y al ver a otros con imágenes 8 veces más grandes, no podías aguantar mucho tiempo sin preguntar cómo poder mostrar una imágen de ese tamaño. Y así es como nos fuimos introduciendo al mundo del palace, un mundo plagado de personajes muy peculiares.
En aquéllos tiempos, la diversidad de usuarios era muy amplia. Había de todo y abundaban los niños. Hoy en día la mayoría de los peques abandonaron el palace para ocuparse de sus respectivas vidas (quedándose uno que otro nerd adicto -ej. acrut- en cautiverio permanente), dejando el palace en manos de solterones y solteronas, gente quedada, aburrida y arrugada. Así es el panorama actual del palace, sólo sostenido por unos cuantos servidores (palaces) como Chatamor, Todito y Avatar Palace. Es bastante deprimente...sobre todo al recordar la dura competencia que representaba para Chatamor y Lodivertido el portal de todito. Para ello, lodivertido, cuando gozaba de popularidad, creó también su portal de web. Y durante algún tiempo le funcionó...
Chatamor y Lodivertido siempre fueron la segunda (o tercera) opción, pues cuando el servidor de todito se caía, todos los usuarios registrados (con palace) iban a dar en uno de esos dos. Por lo regular a lodivertido. Chatamor fué tercera opción hasta que el karababy de mino cerró lodivertido un tiempo. Al menos así es como recuerdo se fué dando la perdición de éste chat.
Regresando al punto anterior, hoy el palace es un lugar de tertulia para gente, en su mayoría, adulta y rozando ya la tercera edad. Por eso ahora las normas son más estrictas o más apegadas al conservadurismo estúpido de los dueños de los palaces. Además, habiéndose reducido masivamente la afluencia de usuarios en éste chat (a nivel mundial), la mayoría de los personajes sobrevivientes ya son fácilmente identificables. Ya todos se conocen, se saludan, charlan...es una pequeña comunidad familiar ahora. Y de vez en cuando aparecen "rostros" (nickname's - sobrenombres) conocidos (o veteranos).
En fin, el punto es que ayer, la lechuguina y yo fuimos a armarla a la grandiosa mansión, en donde encontramos un cuarto de motel muy curioso. Follamos y me xupó la crema de mi polla caxondona para luego decirme que el darling de la mola con la polla se flipa...jaja pero los karababys esperaban en el room de dungeon, por lo que fuimos para fliparles la ostia y para que terminaran dandonos kill. ... =( ...Lo que hay que ver...la penosa decadencia de un chat que cuando yo entré, gozaba de una euforia grande, dividida en decenas de palaces pilares. Hoy, la armada de sweetepie se nos ha molado, por lo que tendremos que dar-ling el carapan muy ostia a la pimpin. Ésto es todo lo que yo puedo comentar acerca del palace. Adiós.

Mi sangre

Soy aire, hierba, entrega, conocimiento; luz absoluta, valor, fuerza, espíritu, fuego y sangre. Soy leyenda, vena inmortal, historia. Herencia de monumentales rasgos pasados, imágenes eternas de opresión. Soy tierra, maíz, frijol y chile. Soy dadora de vida. Soy identidad, soy matriz.
Sueñan mis hijos entre los bosques. Su lamento es aborígen. También ignoran su poder. Desatan guerras entre sí mismos y se ganan su respeto.
Soy raíz. Soy sangre en el piso. Soy mirada bondadosa. Sobreviviente del yugo modernista...profundidad. Soy alma, color y esencia. Soy llama, amanecer, motivo, presencia. Soy Dioses, palacios y pirámides. Soy raza, planicie, nopal y territorio. Soy virtud.
¡Siempre pensé en levantar mis alas para que tonati ecauhyo no deslumbráse más a mis semillas dispersas, cada vez más alejadas de sí mismas!. Quizá debí haber devorado al invasor en aquél tiempo de yaoyotl. Quizá debí derramar más rojo en éste lienzo.
Soy fuerza dormida. Soy volcán, tletepetl, sueño, espera. Algún día mi forma resurgirá furiosa a abandonar éste centro de paz y con mis garras maternas destruír la codicia arrojada a mi tierra sagrada. Soy monumento universal. Patrimonio espiritual...soy la tierra, la razón, la nación...

lunes, 1 de septiembre de 2008

Una noche a solas

Ésta foto me trae recuerdos muy buenos. Una noche en la que estuve de muy mal humor porque nadie quiso acompañarme a la fabulosa noche de primavera del 2008 en mi ciudad...
Esa noche me paseé por el centro, dí varias vueltas del zócalo hasta Dr. Mora y viceversa. Pude apreciar una variada oferta de espectáculos de primera calidad. Fué extraordinario escuchar a la orquesta sinfónica de la Cd. de México. También apreciar un extraño show circense de parte de Garra Producciones. Ésto en el zócalo, donde yo esperaba impaciente el inicio del concierto de Salvador y los Leones. Pero como ésta presentación era de las últimas de la programación del zócalo, no podía quedarme ahí esperando sin disfrutar de todo lo que el centro me ofrecía esa noche, por lo que me fuí siguiendo una procesión de poesía y cuentos de horror que culminaría con el encuentro del narrador, Jermán Argueta.
En esa ocasión yo me fuí con los ojos pintados, o ensombrecidos, o ambos...y vestido de color negro con un llamativo bafomet colgando de mi cuello. Por supuesto, ante la pinta de los personajes que encabezaban la marcha, yo parecía encajar muy bien, a pesar de no traer túnica como ellos. Los curiosos me veían, como siempre, aunque con menos morbo que de costumbre.
La procesión de repente se cruzaba con algunos grupos carnavalezcos cuya alegría no podía ser más contiagiosa. Al ritmo de sus tamborazos y llamativas figuras causaban un alboroto entre la multitud. Y entre tanto alboroto, me percaté que a mi izquierda estaba la capilla Corpus Christi, en donde en ocasiones anteriores había disfrutado a Ensamble Galileo y a Jeanette Macari...decidí entrar a ver qué ofrecía ese lugar. Y me cautivó el bello recital de música de cámara que ahí se llevaba a cabo. El lugar estaba sobresaturado, y el público extasiado ante tan sublime interpretación. Desgraciadamente no recuerdo el nombre del ensamble. Lo único malo en ese lugar es que los encargados de seguridad se negaban a cerrar las puertas, y ante tal decisión, todo el escándalo festivo de afuera se introducía libremente a la capilla y dificultaba la apreciación del concierto. Como sea, disfruté 4 canciones y entonces me salí, creyendo poder observar a la procesión de lejos y alcanzarla. Pero no fué así. Desaparecieron y no volví a dar con ellos. No me quedó claro cuál era su destino, así que me regresé al zócalo. En el camino disfruté de ópera en los balcones del Museo del Estanquillo. Ya en la plaza de la constitución, aún faltaba rato para que comenzara el concierto que esperaba, por lo que me fuí al Museo Interactivo de Economía a presenciar las grandes bandas...jazz, danzón y otros estilos se encontraron ahí. Chale...ver a las parejas bailando me provocaba cierta incomodidad. Eso de andar sólo y ver tanto derroche de amor ps si es gacho, pero bueno...ya en vísperas de la hora en que programaron a Salvador y Los Leones, me regresé rápido al zócalo y esperé a que salieran a escena. Ésta era la tercera o cuarta vez que los veía en vivo. Y pues es un deleite verlos en un lugar tan grandioso como el zócalo.
Disfruté demasiado la tocada, y acabando ésta, me dispuse a culminar la noche en un lugar (que no recuerdo) que contaba con una programación muy versátil, donde proyecciones cinematográficas de horror daban paso a pequeñas intervenciones musicales para luego continuar con más películas. El lugar ese estaba precisamente por Dr. de la Mora, pero jamás dí con el dichoso lugar. Sin embargo pude ver, cerca de ahí, a la Sonora Santanera.
Luego me alejé...me alejé de todo, del ruido, la gente, etc. Me senté en una banquita afuera de un 7 eleven y ahí permanecí un rato, reflexionando, sintiendo mi soledad, recordando...añorando...cuando depronto un chavo me pregunta dónde había comprado mis llamativos zapatos de muro. Le respondí y se fué, luego de decirme que le habían encantado. Y bueno, ese chavo iba sólo, seguramente había pasado una noche como yo, entre cultura, entretenimiento y diversión, pero sólo. Y se fué caminando, sin saber que el haber cruzado unas breves palabras con él, había iluminado mi noche. Al menos puedo contar que "hablé" con alguien. ¿Cuántas otras personas no habrán estado en algún sitio del centro, sólas, reunidas todas en ese sitio por el único interés de disfrutar de la noche de primavera?. Tal vez no tenga demasiada importancia...quizá en ese momento no se la dí. Pero como hoy mi visión del mundo es distinta y se tiñe de otras necesidades, recuerdo ésta noche con más nostalgia que nunca...
Lo que daría por ir, el próximo año, con alguien de la mano, o quizá no, pero con alguien...
Puede que la raíz sea una riqueza generacional. Puede que el color del cielo adopte las extrañas formas de mi sentir a tu lado.
Algún día me sentí atraído por las tonalidades que elevaban mi ser, esa sombra languidecida que parecía no creer en nada. Y me imaginaba dando pasos absurdos, alejándome para volver más tarde al mismo sitio.
¿Cuántos pasos dí?. No lo sé. Sólo sé que los dí, que avancé a esa relativa tranquilidad que mis miedos producían.
Y así, un día, lo encontré a él. Y fué cuando el cielo se evaporó.
Imaginaba, de su piel, amarrado entre sus brazos; mi cuerpo, mientras me contaba de aquéllas historias de su infancia. Y mi piel comenzaba a derretirse. Era un líquido que humedecía su cuerpo desnudo. Era el amor convertido en sinceridad. Era la fundición, el encuentro violento de todos los años de mi vida. Era ese ingente palpitar que jamás esperé, y que llegó a mí, rebasando mi totalidad. Pensé que ante tal desastre, no podía ocurrir algo peor. Y sí, ocurrió. Me había levantado de mi cama sudoroso y muy exaltado. Volteaba hacia todos lados y no estaba conmigo.
Así es la cruda realidad. No hubo más amor, no hubo más caricias ni roces...todo se perdió en ese cielo rosado...
Saco ese cuaderno debajo de mi almohada y lo abro en mi último recado. Tengo la hoja entre mis dedos. Tengo la piel expuesta, me siento enérgico y dispuesto al llanto. ¡Catarsis de un encuentro pleno!...No me siento listo para dar vuelta a la hoja. Aún queda espacio aquí, mucho espacio. Aún podría escribir más y más...