lunes, 19 de enero de 2009

No dejaré

No dejaré de ensoñar, porque aún no atraviezo el firmamento.
No dejaré de pensar, porque aún no resuelvo mi acertijo.
No dejaré de opinar, porque aún no lo entiendo del todo.
No dejaré de odiar, porque podría curarme.
No dejaré de quejarme, porque soy humano.
No dejaré de ser humano para ser animal
ni tampoco dejaré de ser animal para ser humano
me permitiré el equilibrio y la conjunción. Me permitiré ser especie nueva, recién nacida, recién pensante y recién aberrante.

No dejaré que mis miedos me atrapen
serán presos por mi aparente libertad.

No dejaré de sentir rencor, porque no moldeé un criterio supetidado ni una visión prostituta. Voy a sentirte, enemigo, amenaza mortal y definitiva en mí para mí.

No dejaré de gritar, porque aún nadie maldice mi encierro.
No dejaré de encerrar mi vida, porque así podría seguir siendo mía.
No dejaré de vivir, porque aún me siento enfermo.
No me afectan otras vidas
...pero podría permitirme una única cosa...escuchar ...no dejaré.

viernes, 16 de enero de 2009

El Abanderado




Nueva inmundicia en sus fotos estériles. Sigan mirándome, al cabo soy así, inusual, y podría enseñar más de la cuenta. Sé que el sexo te conmueve...sé que aspiras a tenerlo entre tus piernas. Sé que también eres párpado sometido. Que me divisas, que no encuentras mis profundas pertenencias y que consumes tan sólo mi piel envejecida.Portas banderas ajenas y crees poder imperar en una calle de imbéciles. La calle se cierne sobre tí, la bandera pierde su entraña, te corrompe el humanismo que adoptas inconforme.
Veo cada uno de tus pasos, poses, bailes y hasta confundo tu tono de voz. Veo que eres igualmente abstracto, pero bien amaestrado. Sabes dominar todas las piezas de la entidad social y te crees esencialmente tú. Pero al final no sabes nada, te constriñe el futuro, la realidad. Estás mostrando más fotos tuyas, propias de un extraño enamorado. Careces de protección íntima, de posibles contactos rectales. Careces de imaginación y probidad.
Reconozco en tí a un semejante, y aún cuando comparto tus principios liberales, no te dignifico, pues no sabes volar en el fondo. ¿De qué te sirve comportarte y vestirte así?, ¿de qué te sirve el silencio, cuando tu cuerpo lo expresa todo?.
Regresa a la oscuridad. Destruye la bandera. Destrúye tus intentos. No podrás soportarlo más...

jueves, 15 de enero de 2009

La gente común


Cuando comencé a escribir sobre ciertas personas, incapaces de elevar su sentir a manifestaciones extraordinarias; me dí cuenta que mi rechazo a su manera de vivir me provocaba levitar contínuamente, cada que me empecinaba con su negación a una vida lustrosa.
Verlas pasar era común. Cotidiano sentir, vivir y recrearse. No podía asimilar una vida gris, de tal forma asquerosa, desvanecida.
La gente común me vió nacer, y se regocijaban mientras yo sufría una penitencia congénita. Y nunca percibí un poco de silencio. Mi única paz era cuando me refugiaba debajo de los muebles de mi casa, en las esquinas más apartadas y oscuras.
Las noches en mi casa eran fantásticas, pues nada podía distraerme, no del todo. Y yo desdoblaba mis alas y partía al cielo, jugando con las estrellas y la luna, o incluso conquistando planetas vírgenes. Encontraba perfección en éste mundo de frescura, fulgor, embeleso...aún creo que éstas palabras parecen acortarse con el tiempo. Y más ahora que no puedo regresar a esa cueva mía...¿se cerró para siempre?.
Está bien decir que extraje un tumor que crecía dentro de mí y que se había vuelto un inseparable compañero inoportuno. Pero no podré jamás afirmar que vivía sólo adentro. Tenía un hermano gemelo, siempre vuelto hacia abajo, como un niño a regañadientes expresa su aflicción.
Las noches eran perfectas para sentirme divino, acariciando mi piel, acariciando mis sueños, soñando con caricias y con más piel. Descubrí que no era necedad desear una atención especial, entre otras cosas.
Los días eran el jardín de niños para la gente común, que atropellaba sus sueños entretejidos con estupidez. Y esa estupidez se contagiaba a la gente más pequeña, los topos que perseguían los túneles de sus padres ayunos.
Las noches eran perfectas para mí. Para sentirme vivo, respirar y aletear. Los cielos bajaban para mí y yo subía para ellos, así, se dilataba la razón común, la comprensión de la turba.
La gente común vive pisando a los que crecen. Y quienes logran crecer, aplastan sus raíces. Todos ellos son gente común. Y Para ellos, todo fué penetración anal.
...Y la verdad es que no me refería a eso...

martes, 6 de enero de 2009

La Extraña Sensación

El dolor fué mío. Púrpura y marrón, las tonalidades de una herida abierta que supuraba a goterones...